LA ADUANA- Toni Brull

Hace unos años y con otro marco económico muchas empresas buscaban instalarse en un municipio u otro, actualmente son los propios municipios que ofrecen ofertas para propiciar estas inversiones, por otra parte cada día más difíciles.

La administración, hoy más que nunca, debe de trabajar para encontrar este equilibrio entre la inversión privada y el interés general.

Como ejemplo destacar la importantísima inversión en nuestro municipio de una empresa privada, que sin duda creará puestos de trabajo y crecimiento y donde ha existido un consenso unánime de todos los grupos político.

Otros empresarios han obtenido un ‘NO’ por respuesta, por parte del gobierno municipal, a otra también significativa inversión con un proyecto innovador y que sería un importante revulsivo para la necesaria dinamización de nuestro ‘casco antiguo’, sin duda alguna el epicentro comercial del futuro y que no lo ha alcanzado la tan controvertida y millonaria remodelación ejecutada.

Estoy hablando de ‘la aduana’, un solar que hace más de tres años sigue vacío. Empresarios que desean y apuestan en invertir en nuestro municipio y lo que reciben como respuesta son tribunales, juicios y sentencias en contra del ayuntamiento, y ante la enésima falta de dialogo, por parte del Sr. Granados, la empresa abre una nueva demanda, reclamando una compensación que supera los 11 millones de euros.

Salou no sólo precisa en el futuro de la importante proyección de instalaciones deportivas, de puertos deportivos y de este nuevo concepto de desestabilización estacional, Salou también necesita de elementos singulares que den en este caso, al casco antiguo, esa dinamización comercial y vecinal que esta parte de nuestra ciudad requiere, un edificio que además ha de ser punto de referencia y que ha de unir nuestra avenida Andorra con la calle Barcelona, creando este nuevo eje comercial de ‘segunda’ línea.

Seamos capaces de sentarnos, hablar y acercar posturas, no pasemos a la historia por perder la oportunidad de transformar nuestra ciudad y además tener que pagar durante muchos años la ‘porfía’ de un funcionario.